A continuación, un cuento de Felipe Castro, alumno de primer año de Técnico en Comunicación Audiovisual vespertino, basado en una experiencia real.
Por: Felipe Castro
"Los siguientes son hechos verídicos que me ocurrieron en transantiago y el metro de Santiago"
25 de marzo 2010
Salí del trabajo como cualquier día, sin mayores problemas, algo cansado, pero en el trayecto a la casa se me pasó. Venía cómodamente escuchando música cuando me preparé para hacer el transbordo de la locomoción (claro la micro o bus me dejó una cuadra mas allá, pero qué importa). Llegué al segundo paradero de costumbre y me encontré con algo raro.... para ser las 15:50 estaba lleno de gente, pero me quedé mirando sólo a un personaje. No se veía una persona de mal vivir, pero daba mala espina. Llegó la micro al fin. Me di cuenta que con suerte iba a ir cómodamente así que pensé en esperar la siguiente. El personaje en cuestión se iba subiendo por atrás de la micro (como muchos santiaguinos) cuando el chofer le cerró la puerta en la cara. Me quería reír en su cara, pero no sabía con qué tipo de persona podía encontrarme, así que sólo miré para otro lado y observé que la micro no se llenó, así que decidí subirme. El individuo se subió junto conmigo. Como era obvio, llegó y pasó sin marcar la Bip, a lo que el chofer cariñosamente le dijo "Al menos pide permiso hueón", con lo cual comenzó una guerra de garabatos y amenazas.Yo sólo me dirigí al medio de la micro y observé..... el tipo se puso cerca mío y abrió su bolso, miré que dentro de él... tenía un diablo (fierro para hacer palanca) y pensé...
-Qué pasa si este tipo mata al micrero a fierrazos...
-Por qué esta persona andaba con eso en el bolso, ¿será ladrón?
-Yo hubiera hecho algo en caso de... ¿?
Lo único que me queda claro, es que hay que andarse con cuidado en la calle. Nunca se sabe qué te puede pasar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario